DOLOR MUSCULAR POSTERIOR AL ENTRENAMIENTO
Por todos es conocido que el ejercicio físico, especialmente el fortalecimiento muscular, produce dolor a corto plazo. Este dolor muscular demorado es conocido como “agujetas” o “calambres” por decirlo menos profesional y ocurren frecuentemente cuando hacemos un ejercicio excesivamente intenso para nuestra forma física, por ejemplo, al retomar los entrenamientos después de un tiempo de inactividad. Existen tres posibles teorías sobre su origen.
Se piensa que al hacer ejercicio intenso se producen pequeñas roturas a nivel de las fibras de actina, miosina y tejido del musculo. Estas microrroturas producen pequeñas hemorragias, reacciones inflamatorias y edema, que irritan las fibras nerviosas responsables de la transmisión de la sensación dolorosa.
2. La concentración de ácido láctico en el tejido muscular como resultado del metabolismo celular se pensaba que podía provocar dolor al “cristalizarse”. Esta hipótesis es la más que se ha apoyado durante años. En la actualidad los deportistas hay una alta concentración de ácido láctico y no sufren agujetas, y que el ejercicio excéntrico produce mayor dolor muscular y sin embargo produce menos ácido láctico que otros trabajos.
3. El ejercicio produce espasmos o concentraciones musculares reflejas, que pueden llegar a ser dolorosas y provocar zonas donde el riesgo sanguíneo sea deficiente. Estos hechos se perpetúan en forma de circulo vicioso.
Para tratar de que estos dolores no afecten nuestro cuerpo, es necesario calentar antes de cualquier entrenamiento intenso y realizar un enfriamiento posterior con estiramientos y ejercicios suaves. Una mayor parte cuando iniciamos nuestro entrenamiento el dolor muscular es inevitable, pero debemos continuar con el entrenamiento de forma progresiva. La aplicación de calor local posterior al ejercicio puede ayudarnos con su efecto analgésico, debido al aumento de circulación sanguíneo en la zona.